Toxina Botulínica

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¿Sabías que el Botox proviene de una toxina que produce intoxicación?

Suena absurdo, pero es cierto. Botox es el nombre de una sustancia que se hace a partir de una toxina producida por la bacteria Clostridium botulinum. Cuando esa toxina entra a tu cuerpo en cantidades elevadas, provoca una intoxicación alimenticia llamada botulismo, la cual puede poner en riesgo tu vida y provocarte parálisis.

Te estarás preguntando entonces porqué se usa un producto tan peligroso para hacer tratamientos de belleza.

Los médicos han descubierto que cuando se usan pequeñas cantidades de esta toxina, puede tener efectos positivos para la salud y la estética, pues ayudan a bloquear las señales nerviosas que hacen que los músculos se contraigan. Y por eso no sólo la usan para la prevención o reducción de las arrugas de tu rostro, sino también para aliviar las migrañas y las cefaleas, para evitar el sudor excesivo en las axilas y manos, para reducir el parpadeo incontrolable y algunos tics faciales, para corregir el estrabismo (los ojos desviados) y para tratar otros tipos de problemas musculares especialmente en la espalda.

Pero volvamos al uso del Botox para las arrugas y las líneas de expresión en la cara. ¿Cómo puede reducirlas este tratamiento? Las pequeñas dosis de Botox se usan para debilitar y paralizar músculos o bloquear nervios. Al aplicarlo a una parte específica de tu rostro, el músculo deja de recibir las señales nerviosas y al debilitarse ya no le permite contraerse. Por lo mismo, los músculos de tu rostro, en esa área, se relajan y así hacen que las arrugas y las líneas de expresión se suavicen.

El lugar en donde se aplica más frecuentemente es en la frente, en el ceño (para las líneas entre tus cejas), en el cuello y alrededor de los ojos (para las “patas de gallo”), y ha demostrado tener muy buenos resultados.

Además, es un tratamiento relativamente sencillo. El Botox se aplica mediante inyecciones que toman unos pocos minutos, no necesitan anestesia y el dolor que producen es leve. Después de aplicadas las inyecciones, debes esperar alrededor de 7 a 14 días para empezar a ver los resultados en tu rostro.

En realidad los beneficios del Botox son ciertos y han sido comprobados, por eso varias estrellas de cine y hasta de la política se lo aplican. Pero, como en todo, siempre hay que tener en cuenta sus advertencias y sus efectos secundarios.

Para comenzar, las inyecciones de Botox no tienen efectos permanentes, solo duran entre 3 y 6 meses. Cuando el efecto de la parálisis va pasando, los músculos van recobrando su movilidad y por lo mismo las líneas y las arrugas vuelven a aparecer. La buena noticia es que puedes volver a aplicarte el tratamiento.

Otra advertencia es que las inyecciones de Botox no tienen ningún efecto en las arrugas causadas por el sol o por la caída de la piel debida a los efectos de la gravedad y a los años. Además, no son recomendables para las arrugas o líneas que se forman alrededor de tu boca, pues estos músculos los necesitas para comer, hablar, sonreír, etc.

Y finalmente, ten en cuenta que pueden tener algunos efectos secundarios, como: dolor de cabeza; moretones, enrojecimiento y dolor en la zona donde fue aplicada la inyección; síntomas parecidos a la gripe; náuseas o puede haber caída de los párpados, o parálisis transitoria, si acaso el Botox entra más profundamente en el músculo y tendrás que esperar hasta que pase el efecto (3 a 6 meses). Por esta razón, también te recomiendan que no te frotes el área donde te inyectan por 12 horas y que no te acuestes por 4 horas después de la inyección. Afortunadamente, estos efectos no son frecuentes y son temporales.

La mejor forma de asegurarte que tu tratamiento de Botox sea un éxito es eligiendo un médico entrenado, y que además tenga experiencia aplicando tratamiento de toxina botulinica. Además, pregúntale sobre otras opciones para tu caso específico.

Con tu rostro en buenas manos, podrás lucir más joven, pero recuerda siempre de elegir a un médico calificado.